Resumen
El momento histórico actual nos lleva a asumir que un déficit en el acceso efectivo a Internet y otras tecnologías de la información y la comunicación (TIC), está íntimamente ligado a la exclusión social. En este artículo, vamos a estudiar cómo Internet y las TIC favorecen la integración de los inmigrantes. Se aplicó un cuestionario a 1.104 extranjeros de diferentes nacionalidades inscritos en el censo de la Comunidad de Madrid, para observar los usos cualitativos que los encuestados hacen de ambas tecnologías. Los resultados nos sugieren que las TIC pueden favorecer la integración de los inmigrantes, según la opinión expresada por los mismos.
Introducción
Las últimas décadas del siglo XX se han caracterizado por un incremento espectacular en los movimientos de capital, bienes y personas a nivel internacional. Este constante movimiento se conoce con el nombre de globalización y, quizás las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), son su rasgo más distintivo, en cuanto a lo que han cambiado las formas de comunicarse e intercambiar información, ideas, bienes y servicios entre las personas e instituciones. Hay quienes piensan que las TIC se han convertido en la principal fuente del incremento de la productividad y del crecimiento económico (Castells, 2003; citado en Cardoso, 2008: 45).
A la luz de lo anterior, el sociólogo Manuel Castells identifica a la sociedad surgida en las últimas décadas del pasado siglo con el término de sociedad informacional (Castells, 1999: 44). El fenómeno migratorio no es ajeno a este nuevo modelo de sociedad, por tanto, cualquier análisis del mismo, debe inscribirse en un contexto global de alto desarrollo tecnológico.
El caso español ofrece un buen ejemplo para estudiar la combinación de ambos fenómenos. En 2014, el porcentaje de inmigrantes sobre la población total era del 12,14%, según los datos del Padrón Municipal que contabilizaba 5.023.487. Si comparamos este porcentaje con el del año 2000 en el que los inmigrantes representaban el 2,28 % de la población, vemos que el aumento ha sido muy importante en un período de tiempo relativamente corto. España ha sido durante esta década el país europeo que recibía más inmigrantes y uno de los 10 primeros países del mundo en volumen de población inmigrada. La evolución del fenómeno migratorio en nuestro país, ha ido en paralelo como hemos apuntado, a la revolución tecnológica que han vivido las sociedades desarrolladas desde finales del siglo pasado. En el período comprendido entre 2006 y 2014 el porcentaje de hogares con algún tipo de ordenador ha pasado del 56% al 75%, el porcentaje de hogares con acceso a Internet se ha duplicado hasta llegar al 74% y la telefonía móvil ya alcanza al 96% de los hogares españoles (INE, 2014).
Las nuevas tecnologías tienen el potencial de mejorar la calidad de vida y la posición social de los inmigrantes en las sociedades de acogida. Además de reforzar sus redes sociales, les pueden ayudar a encontrar un trabajo adecuado a su preparación, formarse y aumentar sus capacidades, aprender la lengua local, interactuar con las administraciones públicas o participar de la vida política y cultural. En otras palabras, las TIC pueden convertirse en una herramienta inestimable en los procesos de integración, tanto desde el punto de vista funcional (integración jurídica, económica, laboral y habitacional) como psicosocial y sociocultural, cuyo resultado es la incorporación afectiva y efectiva de las poblaciones incorporadas a los modos de ser, valorar y comportarse de la sociedad receptora (Martín, 2009: 21).
Como apuntan todas las investigaciones que analizan el impacto de las nuevas tecnologías sobre los procesos migratorios, se hace evidente que éstas han otorgado a las migraciones unas características específicas que las diferencian de los flujos de etapas anteriores. En este sentido Dana Diminescu (directora del programa TIC-Migrations de l’Écoled’ingénieur Telecom ParisTech), afirma que Internet ha transformado la experiencia migratoria en todas sus fases y ha cambiado la propia condición del inmigrante en el país de acogida, que deja de ser un “inmigrante desarraigado” y ha empezado a ser lo que se ha denominado un “inmigrante conectado”, pudiendo desarrollar redes, actividades, estilos de vida e ideologías que le permiten ligar su país de origen con el país de acogida (Diminescu, 2005 en Ros, González, Marín y Sow, 2007: 30).
El desarrollo de las TIC e Internet y los flujos de información que de ellas se generan, permiten que los lazos entre las personas ya no respondan a un territorio o nación, sino que se estarían generando vínculos a nivel mundial, configurándose y consolidándose sistemas de relación que tomarán la forma de “espacios sociales transnacionales” (Aparicio, 2006: 152). La literatura del transnacionalismo aplicada al análisis sobre migraciones, muestra que mantener los lazos y las interconexiones entre las sociedades de origen y de destino, es la base sobre la cual los inmigrantes van a ir desarrollando sus vidas. La conectividad es crucial para explicar la frecuencia y la flexibilidad de las relaciones de los inmigrantes con sus familias y amigos que permanecen en sus países de origen (Morcillo-Espina, 2013: 33).
Mihaela Nedelcu (socióloga de la Universidad de Neuchâtel) destaca el hecho de que Internet ofrece un espacio democrático donde las minorías migratorias se pueden expresar, permitiendo la aparición de una voz colectiva capaz de defender los intereses de las poblaciones minoritarias de inmigrantes en las sociedades que las acogen (Nedelcu, 2010 citado en Olivera, 2013: 82).
El geógrafo Rafael Viruela Martínez en su estudio sobre la utilización de las TIC por parte de la población rumana residente en España, muestra como Internet ya sea a través de las páginas web de las asociaciones, del correo electrónico o de las ediciones digitales de los periódicos, ha conseguido desarrollar relaciones y acciones de solidaridad que hasta hace poco los propios inmigrantes rumanos no podían imaginar. Los inmigrantes rumanos en España han logrado un nivel de organización muy superior al que sus compatriotas han conseguido en Rumania. En este estudio se detectó que los rumanos intentaban que el individuo no permaneciera aislado, que se relacionara con sus compatriotas y que no se sintiera extranjero o que el sentimiento de extrañamiento fuera mínimo (Viruela, 2007: 285).
Comparando el porcentaje de españoles que utilizan Internet frente a la población extranjera descubrimos que estos últimos nos sobrepasan en el uso. El 79,8% de los extranjeros utilizan este servicio frente al 75,7% de los españoles, es decir, superan a los nacionales en 4,1 puntos (INE, 2014). Donde podemos observar notables diferencias es en el diferente empleo que unos y otros hacen de Internet. Los residentes extranjeros utilizan en menor medida los servicios de banca electrónica, realizan menos transacciones de tipo económico o búsquedas de bienes y servicios (podría ser a consecuencia del menor nivel económico de la población extranjera), la interacción con las administraciones publicas también es mucho menor que en el caso de los españoles. Por el contrario, los datos indican que Internet es una importante herramienta de la población inmigrante para mantener los vínculos sociales con sus países de origen. De hecho, los niveles de utilización de las redes sociales y de la telefonía online por parte de la población inmigrante son mucho más elevados que para la población nativa (Fundación Orange, 2014: 101).
Se podría estar produciendo un desequilibrio entre un acceso muy alto en el ámbito de la comunicación y la interconexión con personas, especialmente si estas se encuentran en la distancia, y un acceso limitado al resto de actividades tecnológicas que pueden aportar más información, mayor acceso público, una mejora de la educación y en último caso un mayor valor añadido. Como advierten los investigadores del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UniversitatOberta de Catalunya, Alex Boso y Adela Ros; la lógica de la integración social tiene cada vez más que ver con la lógica del acceso, por este motivo, cualquier plan de integración con respecto a la población inmigrante debe trabajar por facilitar el acceso a la información, a los servicios y a las propias tecnologías (Boso y Ros, 2010: 148).
En consonancia con lo anterior, el objetivo general del estudio consistirá en evaluar en qué medida, las personas de origen inmigrante consideran útil el uso de las TIC para su integración social.
Para conseguir este objetivo, nos planteamos los siguientes objetivos específicos: a) analizar los equipamientos tecnológicos con los que cuentan los hogares inmigrantes y las principales actividades que realizan con ellos, y b) evaluar la relación existente entre el uso de las nuevas tecnologías y la integración social del inmigrante.