- Introducción: Por un posible decálogo
Lejos de la cualquier herencia del pasado religioso o espiritual, nuestra acepción del decá- logo está vinculada con un conjunto de puntos (diez) que consideramos básicos para iniciar un posible debate sobre la mentira, o la verdad, en la investigación narrativa.
En este sentido, el decálogo es nuestra particular forma de organizar un pensamiento, de darlo a compartir con los demás. En diez puntos iremos a presentar una secuencia de matices sobre el enunciado de este artículo. Con ello, nuestra propuesta se centra en una reflexión teórica. Y la intención que persigue este decálogo, es la de darlo a comprender. Un ejercicio que se ha ocupado de identificar algunas de las claves sobre la verdad y la mentira. Una ver- dad que se puede presentar en contraposición a la mentira, o viceversa. La verdad no tiene solo un camino y la mentira no es la consecuencia de la falta de veracidad.
Nuestra propuesta de decálogo rehúye del inmovilismo y se aproxima a la idea de presentar puntos flexibles y en continua construcción. No están estancos y obedecen a criterios de mejora. Una opción por presentar e invitar a la reflexión y no ha de verse como un enunciado programático o definitorio. Lejos queda la intención de compartirlo con el lector como una “definición exacta de lo que se persigue” (Mondría, 2006, 167). Se trata de un ejercicio de re- flexión que pretende seguir debatiendo.
Un decálogo inspirado en el soporte ético que se deriva de las relaciones entre las partes y los puntos a desarrollar. Lo que interpretamos como lo esencial y, a la vez, se asemeja a los emergentes dilemas éticos que emanan de una investigación socio cualitativa (Abad, 2016). Un comportamiento ético que ha de acompañar a todas los miembros, epígrafes y momentos del proceso investigativo (Roth, 2005). Además de la pertinente devolución al informante, de la entrevista y del informe previo, para su posible mejora y consideración.
La finalidad de la redacción de un artículo a modo de decálogo es un recurso organizativo y de coherencia expositiva. Junto con una intención aclaradora que apremia y que, ojalá, sea posible su comprensión. Y, para ello, lo hemos estructurado a partir de unos enunciados de ideas, que se abren a otros y que funcionan como pretexto para promover el debate y la reflexión.
En definitivas cuentas, el decálogo lo iremos a presentar como un conjunto de puntos redactados que consideramos básicos para la comprensión de este artículo, así como promover la discusión. Incluyéndose desde la verdad o la mentira, la memoria o el recuerdo, la subjetividad o la exageración, entre otros elementos que conforman parte de nuestro discurso.