AUTOR / AUTHOR Emilio Gentile
TRADUCCIÓN / TRASLATION Carlo A. Caranci
EDITORIAL / PUBLISHING COMPANY Madrid, ALIANZA, 2021, 222 pp.
En su manual de introducción a las ideologías políticas —un texto muy frecuentado por universitarios angloamericanos desde su aparición en 1992—, Andrew Heywood delineó con precisión las dos líneas de análisis sobre el futuro de la ideología que conocemos como fas- cismo. Para muchos autores, fundamentalmente historiadores, el fascismo «fue el producto de una combinación de circunstancias única y dramáticamente combustible que surgieron durante el período de entreguerras». Y, como estas circunstancias no pueden replicarse, «el fascismo es una ideología sin futuro; en efecto, murió en 1945, con la derrota de las potencias del Eje». Otros, en cambio, entienden que el fascismo es una amenaza constante enraizada en la psicología humana. La civilización moderna, diría Erich Fromm, trae consigo mayores cotas de libertad individual, pero también inseguridad y aislamiento. En épocas de crisis, muchos individuos están dispuestos a sacrificar su libertad «y a buscar seguridad en la sumisión a un líder todopoderoso o a un estado totalitario». El fascismo, concluyen entonces no pocos intelectuales, artistas y filósofos, «podría revivir cada vez que surjan situaciones de crisis, incertidumbre y desorden, y no solo cuando coincidan un conjunto específico de circunstancias» (Political Ideologies. An introduction, Red Globe Press, 7.a ed., 2021, pp. 166-167).
Sin duda, esta segunda línea de análisis es la que resulta más conocida para el público fuera de la academia. No en vano, permea gran parte de los relatos de ficción basados en la historia del siglo xx, es un tropo de uso frecuente en el discurso de los políticos europeos de izquierda y fue, junto con el antisemitismo, uno de los tabúes que guio la reeducación democrática que Estados Unidos impuso a la población alemana en el periodo inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, como Paul Gottfried expuso muy brillantemente en La extraña muerte del marxismo (Ciudadela, 2007, pp. 144-161). Sin embargo, a setenta y cinco años de la última conflagración mundial, el uso del término fascista arrastra todos los problemas que genera la inflación semántica de los conceptos políticos, como nos sucede hoy con la palabra populista. De ahí lo oportuno del título de este librito del historiador Emilio Gentile (1946), que se propone aclarar quién es fascista acudiendo al método comparativo en historia para establecer si hoy en día «existe realmente una vuelta del fascismo que amenaza a la democracia» (p. 25). Después de Renzo de Felice, que fue su maestro, Gentile pasa por ser uno de los historiadores cuya obra ha suscitado las discusiones más ricas sobre el fascismo. Merece la pena, por tanto, conocer de primera mano su punto de vista sobre un asunto que, con justificación o sin ella, desborda la historiografía para dar de lleno en un análisis sociopolítico del momento presente.