1. Rigor en la traducción: tratamiento de la distancia o de la cohesión semántica
Un locutor francés que haya descubierto en Persia objetos, ritos o especies naturales para los que la lengua francesa no cuenta con una denominación, trata de poner en conocimiento de sus lectores estos nuevos referentes. Por lo tanto, debe integrar a su texto formas que sean aptas para operar la referencia, sin las cuales ese discurso quedaría marcado por una falta de cohesión, de ahí la distancia semántica en el discurso. Pero el francés no es capaz de trasladar estos referentes con toda su especificidad. La realidad es que ninguna categoría léxica francesa se corresponde con esta clase: el concepto correspondiente no está disponible. A partir de ese momento se plantea al locutor el problema de la gestión de la situación del discurso para acercar lo antes posible los dos universos discursivos y referenciales.
En la concepción de la semántica referencial, la denominación es una propiedad del objeto (Kleiber, 1984) que lo define al igual que los otros tipos de propiedades. El recurso a las denominaciones utilizadas localmente se debe tanto al efecto del color local como a la «necesidad de hacer aparecer el punto de vista específico sobre lo real que incluye la expresión extranjera» (Authier-Revuz, 1995, p. 407). De esta manera, el extranjerismo permite poner énfasis sobre la especificidad de las representaciones reales en la sociedad descrita, sobre la manera en la que el otro conceptualiza sus propias prácticas culturales. El extranjerismo funciona como denominación en su lengua de origen. Por lo tanto, tiene la ventaja de presentar con antelación el referente individual como relevante de una clase de objetos específicos de la sociedad descrita, y esta clase se encuentra resumida en una denominación particular (Kleiber, 2001). Por lo tanto, el extranjerismo permite subrayar la distancia que existe entre los dos mundos contrapuestos.
La primera operación efectuada es hacer hincapié en la especificidad del referente; se crea así una nueva categoría que mostrará su alteridad. Al contrario, podrá priorizar la adaptación al destinatario, trayendo el referente a categorías conocidas por este último. Este procedimiento podrá, a su vez, alejar o acercar el referente real del referente descrito. Como el relato de viajes implica por otro lado una situación de transmisión de conocimientos, el locutor está obligado a adaptar sus elecciones de denominación al destinatario. Las soluciones apelativas que proponen los redactores deberán analizarse, principalmente aquellas que priorizan cada vez más el referente descrito al referente real o al contrario, aquella que renuncia a establecer un vínculo entre ellas, por lo que se erigen en factores de la distancia semántica.