1. Introducción
Desde la invención de la fotografía en la mitad del siglo XIX, ésta ha jugado un papel importante en nuestra cultura. La circulación de las imágenes es tan común y generalizada que sería imposible para nosotros imaginar un mundo sin ellas. Hemos de ser conscientes de que las fotografías también han desempeñado un papel importante en las diversas disciplinas académicas; sin embargo, el uso de fotografías en la praxis investigativa es relativamente nueva.
Para expresar una idea, para informar sobre un acontecimiento, para manifestar una comunicación, incluso en el hecho particular de compartir una experiencia, la imagen está presente como recurso que articula infinidad de posibles discursos. Esta tendencia se con-templa en los más complejos sistemas de comunicación, en los que la imagen prevalece so-bre cualquier tipo de manifestación, pues ha sido y es el sustrato fundamental de la retórica de los medios de comunicación de masas. Esta cultura visual revela una red de narrativas socialmente construidas que, tomadas en conjunto como un todo, hacen una identidad normalizada socialmente visible (Haywood, 2007).
en este trabajo se reconoce desde el punto de vista metodológico el empleo de la foto-grafía participativa como instrumento para la investigación socioeducativa a partir de la experiencia con adolescentes. Realizamos un repaso al estado de la cuestión teórico-práctica actual sobre esta manera de investigar, incluyendo un mapa sobre las experiencias que se llevan a cabo en el ámbito español e internacional, con el uso de la fotografía participativa. No obstante, siendo una metodología valorada positivamente, se reconocen los riesgos que se asumen, así como los logros, limitaciones, dilemas y dificultades encontrados por diversos investigadores.