Los Medios de Comunicación de Masas han supuesto desde sus comienzos un importante avance en la difusión de la cultura y de la información, así como en la posibilidad de participación en la vida pública; sin embargo, en su propia concepción, llevan algunos aspectos negativos que sólo una persona que ha vivido esta profesión tan de cerca y durante tantos años, puede sintetizar de manera tan clara y manifiesta como Ryszard Kapuściński en su obra Los cinco sentidos del periodista.
La Colección Nuevo Periodismo publica, en edición fuera de comercio, el libro Los cinco sentidos del periodista, que recoge las ideas y reflexiones que el célebre reportero polaco ha aportado en los talleres a petición de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en México en 2001 y en Buenos Aires en octubre de 2002. Quizá sea esta una de las obras en las que Kapuściński exponga con más claridad y albor una visión de la situación actual del periodismo en el mundo globalizado.
El autor se define a sí mismo, no como un teórico de los medios, sino como un periodista y escritor que desde hace 40 años elabora y consume información. Esto le permite realizar un hábil camino a través de los diferentes conceptos que conforman el periodismo. El libro consta de cinco capítulos constituidos de varios epígrafes de corta duración y de lenguaje claro y directo.
En el primer capítulo el autor se refiere al oficio del periodismo. Explica los cambios que ha sufrido la profesión en las dos últimas décadas. Ryszard Kapuściński considera que el periodismo hace 50 años se veía muy diferente a como se percibe hoy en día. El periodista ha pasado de ser una persona respetada y distinguida en la sociedad, a ser un anónimo cuyo trabajo no es de su autoría, sino que es el resultado de la labor de un grupo de personas que difunden la información que interesa a los grupos de poder.
El periodismo es una profesión en la que no se puede dejar nunca de estudiar, pues la actualidad es quien manda sobre lo que se tiene que hablar. Sin embargo, según Kapuściński lo que antes era una mera fuente de información, se ha convertido hoy en un instrumento de formación de la opinión pública. La gente conoce la actualidad a través de una realidad virtual. Por ello, hoy en día podemos hablar de dos realidades paralelas, aquella que es transmitida a través de la familia y el colegio y una diferente, a través de la televisión, la radio y los medios electrónicos. Según el autor, no somos conscientes todavía de las consecuencias que esto puede traer para nuestra sociedad.
El segundo capítulo, se refiere a los cambios que los medios han sufrido debidos, por una parte a la revolución tecnológica y por otra a la configuración de la noticia como negocio. El autor apela al reemplazo de una ética por otra; ahora no importa la veracidad de las noticias que se emiten, sino el interés que las mismas puedan despertar en el espectador. Hoy en día ha dejado de importar la calidad de la información para pasar a ser la actualidad de la misma lo más importante. Lo que constituye la calidad de un medio es su rapidez en difundir las noticias, y no el cuidado de la información y la objetividad de la misma.
Otro punto destacado en este capítulo se refiere al hecho de que la prensa ha dejado de reflejar lo que ocurre en la sociedad para reflejar su mundo, aquel que le interesa que esta sociedad conozca. Hoy día, tener un medio de comunicación supone tener poder. Y es que los medios han dejado de cumplir la función social con la que surgieron, para ser utilizados como herramientas de poder.
Sin duda es importante ser objetivos a la hora de dar una visión sobre la situación actual en la que se encuentra la sociedad de la información. Sin embargo, aunque es importante destacar los peligros que corre la sociedad ante la información de los medios de comunicación, el autor es demasiado escéptico. Es cierto que la forma de hacer periodismo ha cambiado en los últimos años, y con ello también lo ha hecho la figura del periodista, pero no todo son cambios negativos. Hay que saber aprovechar las oportunidades que el avance tecnológico nos brinda, incluso cuando estas supongan una nueva concepción de esta actividad.
No obstante, el autor cierra este apartado exponiendo un punto de vista algo más esperanzador sobre el panorama de los medios de comunicación. Afirma así, que los medios buenos no han muerto, dando su apoyo a todos aquellos periodistas conscientes de su labor cuyo único objetivo es dar testimonio de lo que les rodea, sin atender a intereses o grupos de poder.
La Fundación Nuevo Periodismo le sirve a Kapuściński para titular el tercer capítulo de la obra. El periodista utiliza las páginas de este apartado para explicar qué es, cómo nace y cuáles son los objetivos del Nuevo Periodismo. Su contexto de aparición fue la creciente proliferación de libros cuyos géneros eran difíciles de precisar. Pronto se consolidaría como un nuevo fenómeno tanto literario como periodístico del cual afirma tenemos que ser conscientes para intentar encontrar nuestro lugar.
Apoyándose en otras obras escritas por él en las que se mezclan géneros que van desde las formas tradicionales del reportaje hasta el ensayo, Ryszard Kapuściński profundiza en esta nueva forma de expresión para la cual afirma hace falta poner en juego la imaginación y los conocimientos en filosofía.
El cuarto capítulo responde directamente al título que lo precede. La globalización es un proceso en el que estamos inmersos. Sin embargo, la mente humana vive en una contradicción. El hombre sabe que no tiene influencia sobre las cosas grandes y es por eso que se limita a las pequeñas, a aquellas que sí puede dominar. Esta tendencia es una muestra de la incapacidad del hombre para conocer el mundo en el que vivimos, el mundo globalizado.
El periodismo es una actividad estrechamente relacionada con esto. La clave para que un texto no desaparezca tras su publicación es que el autor sea capaz de mostrar a través de pequeños detalles una dimensión universal del tema que trata.
El quinto y último capítulo titulado Las preguntas del taller, está dedicado a las respuestas que el autor daba a los asistentes al taller que dictó en México en 2001 y en Buenos Aires, Argentina en 2002. Allí, Ryszard Kapuściński respodió a preguntas tanto personales, como de su profesión y experiencia.
El autor dedica unas líneas de este capítulo a explicar más allá del daño a la sociedad que provoca la censura como institución, la influencia negativa que esta ha causado a todos los que se dedican a la producción literaria y periodística. La mayor satisfacción de un periodista es escribir todo lo que quiere, pero esto en ocasiones no está permitido. En estos casos el periodista debe calcular qué será mejor para el bien común, para la opinión pública y para la causa misma de la historia. Seguramente será que la información llegue, aunque reducida, al mayor número de lectores.
Una vez analizados los aspectos de la comunicación que el autor manifiesta en la obra, se puede afirmar que el valor que más se inculca a quienes se preparan para ejercer el periodismo es la objetividad y la veracidad. En este punto se da una contradicción. Por un lado, el objetivo del periodista es contar lo que pasa a su alrededor de forma objetiva. Sin embargo, la función social de los medios hace que se deba plantear lo que es mejor para lograr el bien común, dejando de lado la integridad de los textos que reflejan aquello que el periodista quiere contar. Por tanto, lo acertado en este caso sería elegir publicar la información en cualquier medio, por pequeño que sea, con el fin de difundirla de forma íntegra. Pero atendiendo a la función social de los medios, el periodista buscará lo mejor para la sociedad de manera que se convierte en un mero intermediario entre la información y la sociedad que se adapta a lo que los grupos de poder quieren.
Sobre esto ya habló Ignacio Ramonet, Director de Le Monde Diplomatique, cuando declaraba: La gente se pregunta a menudo sobre el papel que desempeñan los periodistas. No obstante, los periodistas están en vías de extinción. Como apuntaba Honoré de Balzac, escritor francés del siglo XIX, una gran parte del trabajo que se hace hoy en día llamado periodismo, no es más que una tienda en que se venden al público las palabras del mismo color que las quiere.
La narración de anécdotas ocurridas a lo largo de la trayectoria profesional del autor, dotan a la obra de una proximidad y frescura que hacen del libro una lectura amena, rápida y de gran interés no sólo para aquellos que ejercemos el periodismo, sino para todo aquel al que le interese la actualidad del mundo que le envuelve.
Reseña
Los cinco sentidos del periodista
Ryszard Kapuscinski
Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, Fundación Proa, FCE. México, D.F. 2003. Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, FCE, Asociación de la Prensa de Cádiz, Asociación de la Prensa de Madrid, 2005. 90 pp.
23 de febrero de 2006
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