Resumen
Este artículo plantea una comparativa entre las prácticas profesionales de los estudiantes de Periodismo de España y los de Noruega. Para ello se realizó una primera encuesta en octubre de 2018 en la Universidad de Málaga y una segunda en junio de 2019 en las de Stavanger y Bergen (n=46). El cuestionario, idéntico para ambos grupos, preguntaba sobre las rutinas, condiciones y satisfacción de los estudiantes durante sus prácticas curriculares (en el caso de Noruega) y extracurriculares (en el caso de Málaga), al no existir estancias plenamente homologables. En Noruega los estudiantes reciben unos emolumentos muy superiores en promedio a los de España (1.145 euros frente a 384) por unas jornadas más prolongadas en el tiempo (8,07 horas frente a 6,63) pero menos intensas en cuanto a producción informativa (1,17 piezas diarias frente a 4,62). Los resultados evidencian la existencia de dos modelos con diferencias destacables: en Noruega también es más tenido en cuenta el criterio de los estudiantes, y el contacto con los tutores responsables de su estancia es mucho más fluido. En consecuencia, los niveles de satisfacción son netamente superiores. Este artículo constituye la primera comparativa de las prácticas en España con las de otro país y contribuye a la reflexión sobre la necesaria reforma del sistema de prácticas nacional.
Abstract
This article compares the media internships of Journalism students in Spain and Norway. For this, a first survey was carried out in October 2018 at the University of Malaga and a second one in June 2019 at the universities of Stavanger and Bergen (n=46). The questionnaire, identical for both groups, asked about their routines, conditions and satisfaction during their curricular (in the case of Norway) and extracurricular internships (in the case of Malaga) —since there were no fully comparable stays. Norwegian students receive a much higher income than the Spanish ones (an average of 1,145 euros versus 384) for longer workdays (8.07 hours versus 6.63), although less intense in terms of production (1.17 daily pieces versus 4.62). The results show the existence of two models with notable differences: in Norway, the students’ opinions are taken into account more frequently, and the contact with the tutors responsible for their internships is much more fluid. Consequently, the levels of satisfaction are clearly higher. This article constitutes the first comparison of Spain internships with those of another country, and contributes to the reflection on the necessary reform of the national internship system.
1. Introducción
Existe un gran consenso en la comunidad académica en torno al amplio margen de mejora del que disponen las universidades a la hora de abordar la regulación de las prácticas profesionales de los estudiantes, en particular en el ámbito del Periodismo. Desde los primeros trabajos de Cantalapiedra, Coca y Bezunartea (2000) hasta los más recientes (Gómez-Calderón, García-Borrego y Fernández-Sande, 2019) se ha descrito una realidad de precariedad que cuenta con la venia de la propia universidad, con la cual se contribuye, además, a perpetuar el inestable escenario en el que también viven los profesionales consolidados, ya que en buena medida los estudiantes acaban sustituyendo a redactores de plantilla por unos costes mínimos para la empresa (Blanco, 2005; Lamuedra, 2007; García-Borrego, Roses y Farias, 2017). Pese a encontrarse los estudiantes en una fase crucial en la configuración de sus ideas sobre la profesión, de la que dependerá en gran parte su futuro laboral (Ashforth, Sluss y Harrison, 2007; Cotter, 2010; Mellado et al., 2013; Gravengaard y Rimestad, 2014), los estudios sobre prácticas en empresas son contados, y tienden a mostrar una mejora paulatina, aunque lenta, de las condiciones que caracterizan a estas estancias formativas.
En el País Vasco, donde se iniciaron los estudios sobre prácticas profesionales, se hablaba de cómo «la figura de prácticas-becario», que se contaba por centenares, había reemplazado a la del periodista sénior en un número considerable de medios, muchos de ellos dependientes de los propios estudiantes, sin los cuales no podrían subsistir, y que por lo general no recibían ningún tipo de compensación económica por sus jornadas a tiempo completo (Cantalapiedra, Coca y Bezunartea, 2000).
En Málaga, años más tarde, se describía un panorama algo más amable: al menos dos tercios de los estudiantes eran remunerados por sus tareas —aunque en mayor medida los hombres que las mujeres—, y por lo general la cuantía oscilaba entre los 200 y los 300 euros (Blanco, 2005). Aun así, el exceso de horas y la percepción de que los medios abusaban de este tipo de figuras seguían siendo la norma, si bien desde entonces las condiciones de las prácticas han experimentado una mejora tangible: los últimos estudios recogen que los horarios se sitúan por debajo de las siete horas y la retribución se acerca lentamente a los 400 euros de promedio (García-Borrego, Roses y Farias, 2017; Gómez-Calderón, García-Borrego y Fernández-Sande, 2019).
En Madrid, el otro foco desde donde se han llevado a cabo estudios de este tipo, los estudiantes de la Universidad Complutense perciben una ayuda media de 268,0 euros, lejos de los 375,7 de Málaga pero ligeramente por encima de los 223,3 que se detectaban en el período 2012-2014 (Pérez-Serrano, Rodríguez-Barba y Rodríguez-Pallares, 2015; Gómez-Calderón, García-Borrego y Fernández-Sande, 2019). En compensación, dedican unos 20 minutos menos al día que los de Málaga, en torno a seis horas, aunque superan las cinco que de promedio se marcan en las ofertas de prácticas.
El estudio a escala nacional de las normativas que rigen las prácticas extracurriculares en el grado en Periodismo no invita a pensar que el fenómeno descrito se circunscriba en exclusiva a los tres territorios señalados, sino más bien al contrario, a la vista de que la mitad de las universidades públicas otorgan total libertad a las entidades colaboradoras para establecer la duración de las jornadas de prácticas y tres cuartas partes hacen lo propio con la ayuda a recibir por los alumnos (García-Borrego, Gómez-Calderón y Farias, 2020). Solo tres centros, de hecho, fijan topes horarios y mínimos de remuneración: Universidad Carlos III de Madrid, la propia Universidad de Málaga y la Universidad de Sevilla.
Es en este contexto, en el que la finalidad formativa de las prácticas profesionales en España parece haber sido desplazada por las necesidades productivas de los medios, donde se plantea la realización de este trabajo, el primero de tipo comparativo en este campo de conocimiento. Con él se persiguen fundamentalmente dos objetivos:
O1. Describir y comparar las prácticas en empresas en España con las de un modelo de referencia, como el de Noruega, atendiendo a elementos diferenciadores como las condiciones en que estas tienen lugar, las rutinas profesionales seguidas o los índices de satisfacción de los estudiantes.
O2. Definir las características de los modelos de cada uno de los países seleccionados y favorecer así el