1. Piedra y luz: del Gótico a la Abstracción
La Catedral de Cuenca preside con su majestuosidad el magnífico conjunto monumental modelado tras milenios de acción erosiva por los ríos Júcar y Huécar. La luz, un elemento esencial en los templos góticos, adquiere en la Catedral conquense un valor exultante de metáforas, inundando sus naves y capillas y transformando con el rico colorido de sus vidrieras todo el espacio litúrgico.
En la religión católica el simbolismo de la luz posee una alta relevancia, pues se identifica con las fuerzas del bien, origen de la Creación y fin último de la Salvación de la humanidad, y con Cristo, como alfa y omega, frente a las tinieblas del mal. Ese sentido trascendente de la luz está presente en las vidrieras con una vertiente comunicativa, no en vano la fe es al mismo tiempo para el creyente ojo, luz y objeto de contemplación.