Introducción
El uso de internet y las redes sociales es cada vez más popular en el ámbito de la comunicación política. Sus potencialidades las han convertido en una herramienta esencial debido, especialmente, a su rapidez en la transmisión de los mensajes y al elevado público que tiene presencia en ellas (Christakis y Fowler 2010; Deltell et al., 2013). Además, las redes sociales se han transformado en un nuevo espacio de expresión y transmisión de ideas (Mathieu,2015), así como un nuevo medio para la deliberación de las principales cuestiones políticas que afectan a la sociedad (Berlanga, García y Victoria, 2013).
Mientras Facebook está más orientada a la interacción entre ‘amigos’, Twitter, con 313 millones de usuarios activos en el mundo, se ha convertido en la red de diseminación de la información más importante del momento (Gerbaudo, 2012). La red de microblogging está creando nuevos espacios de discusión en los que, debido a la inmediatez y la facilidad de uso que la caracteriza, se genera un debate alternativo al de los medios de comunicación convencionales, lo que facilita la participación ciudadana en asuntos políticos a los que anteriormente no tenían acceso (Moya Sánchez y Herrera Damas, 2015). Autores como Piscitelli incluso afirman que esta red social “es uno de los mecanismo de comunicación más poderosos de la historia” (2011: 15).
La campaña a las elecciones generales celebradas en diciembre de 2015 estuvo marcada por la irrupción a la política estatal de dos nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos, y la polarización de los discursos políticos, que por primera vez en 40 años cuestionaban el bipartidismo entre el Partido Popular y el Partido Socialista. La votación dio como resultado un Congreso de los Diputados muy fragmentado en el que ninguna formación política conseguía los escaños suficientes para gobernar en solitario. Tanto la campaña como los meses posteriores estuvieron marcados por los casos de corrupción y por el desencanto de la ciudadanía por la política. Dato que reflejó el barómetro del CIS nº3128 de Febrero de 2016, en el que el 41% de los encuestados definió la situación política española como mala y el 35,7% como muy mala. En este contexto se celebró el 2 de marzo de 2016 la investidura a la presidencia del Gobierno del candidato socialista Pedro Sánchez, cuestionado por sus malos resultados (81 escaños2) y por su acuerdo con Ciudadanos.
El objetivo principal de este estudio es analizar las dinámicas de participación y el empleo de Twitter por parte de los ciudadanos durante el desarrollo de un acontecimiento político altamente relevante y con un elevado grado de interés público como la sesión de investidura del candidato socialista a la presidencia, Pedro Sánchez. Con este análisis se pretende conocer cómo utilizan los ciudadanos herramientas de Twitter como las etiquetas (hashtags) o las menciones, el tipo de contenido que se comparte, qué temas les interesan y de qué manera hablan de ellos.
Los estudios precedentes sobre la participación ciudadana en Twitter se han centrado generalmente en el ámbito de los movimientos sociales como el 15M (Casero-Ripollés y Feenstra, 2012; Anduiza, Cristancho y Sabucedo, 2013; Micó y Casero-Ripollés, 2014; Serrano, 2014), la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (Alonso-Muñoz y Casero-Ripollés, 2016; Alonso-Muñoz, 2016) o protestas concretas, como #YoSoy132 en México (Torres Nabel, 2015) o #IdleNoMore en Canadá (Dahlberg-Grundberg y Lindgren, 2014). Sin embargo, esta investigación analiza la participación ciudadana en torno a un evento político de primer nivel en el que tradicionalmente sólo participaban las élites políticas y mediáticas, como es la sesión de investidura, en la que un candidato a presidente del Gobierno expone su programa a todos los miembros del Parlamento y, posteriormente, se somete a votación. Por ello, este estudio aporta una visión novedosa que contribuye con nuevos conocimientos al campo de la comunicación y la participación ciudadana en las redes sociales.