1. El sesgo de poder político
Existe una gran confusión terminológica con conceptos como sesgo, manipulación, im-parcialidad, objetividad y neutralidad. La historia de la televisión en España está llena de acusaciones políticas de manipulación y sesgo informativo hacia el partido que gobierna (Bustamante, 2006; Palacio, 2001). También a nivel ciudadano, que observan medios de comunicación directamente partidistas (Redondo, 2006), de lo que derivan las acusaciones ciudadanas de sesgo hacia algunas cadenas de televisión. Sin embargo, el concepto de ses-go es mucho más amplio.
Gunter (1997:11) simplifica la definición de sesgo oponiéndolo al concepto de objetivi-dad entendida como “la implementación de una buena práctica periodística”. El sesgo sería entonces “la ausencia de esa buena práctica”. Se toma como más acertada la definición de sesgo de McQuail (1992:191), ya que recoge elementos comunes en las aproximaciones al sesgo de autores como Verdú (2009), Norris (2009), y Gunter (1997) y define sesgo de la siguiente manera: “una tendencia para salirse del camino recto de la verdad objetiva des-viándose o bien a la izquierda o bien a la derecha”.
Se puede recurrir a la metáfora del juego de los bolos, donde la bola puede desviarse por ella misma o por el lanzador. McQuail propone seguir un camino recto, por el centro. De un lado u otro, de que todo sea blanco o negro o un conflicto entre las dos partes, tiene mucha culpa la televisión y su forma de presentar y relativizar las cosas. El problema, desde esta perspectiva, es que así se pueden quedar fuera muchos puntos de vista. Siguiendo con esa metáfora, el sesgo no sólo lo insertaría el lanzador de los bolos (la televisión o el periodista), sino que puede estar condicionado por la propia pista de bolos (características propias del medio de comunicación), de agentes externos que condicionen el lanzamiento (presiones políticas, por ejemplo) e incluso por la percepción del espectador, que pueda creer que el bolo se ha desviado, sin que sea cierto, por algún tipo de efecto óptico (la percepción de la audiencia, que puede estar también sesgada).