Presentamos esta obra como el primer ensayo multidisciplinar con vocación de manual que sobre la Historia mundial de la Comunicación ha sido escrito por un investigador español. Un libro que, con seguridad, será bienvenido y tenido en cuenta por la comunidad docente de los grados de las facultades y escuelas de Comunicación.
José María Perceval, autor del ensayo, es licenciado en filosofía y letras, profesor del departamento de Periodismo de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), doctor en Ciencias Sociales y doctor en Periodismo por la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UAB. Su extenso currículum académico le confiere no solo la suficiente autoridad como para escribir sobre el tema que aborda, sino que le permite hacerlo desde las diferentes ópticas y metodologías de investigación que sus estudios le confieren.
Si bien es cierto, como ya hemos comentado, podrá ser tenido en cuenta como manual para los grados y las escuelas de Comunicación, también es cierto que la cantidad de datos y las extensas descripciones que sobre los contextos históricos el autor aporta, puedan llegar a distraer y a convertir en tarea tediosa la comprensión última de la evolución de la historia de la Comunicación como tal.
La constante aportación de fechas, referencias y descripción exhaustiva de los hechos históricos en los que el autor encuadra los principales hitos de la comunicación abrirá de nuevo el debate entre la comunidad científica sobre la conveniencia de clasificar este tipo de obras como ensayo histórico o como ensayo perteneciente a la disciplina de la historia de la Comunicación. Nosotros no dudamos de que esta obra debe ser enmarcada dentro de esta última disciplina, independientemente de que para su elaboración se hayan empleado métodos de investigación pertenecientes a ambos campos de estudio.
Hay que tener en cuenta que la disciplina científica que aborda la Historia de la Comunicación es relativamente joven si la comparamos con otras que cuentan con largos siglos de tradición. Sin embargo, su juventud no ha impedido que esta materia se haya convertido ya en una asignatura obligatoria para muchas facultades de Comunicación. Desde esta realidad, se presenta necesario la aportación de material científico que permita abordar la enseñanza de esta materia de una forma rigurosa.
Otra manera de medir el valor de esta obra es la necesaria actualización que ya venían demandando obras análogas a la materia que nos ocupa. Si bien es cierto que, tal y como apunta el profesor y vicepresidente de la Asociación de Historiadores de la Comunicación, Antonio Checa Godoy, en su libro Historia de la comunicación: de la crónica a la disciplina científica: “Cada año se publican, solo en España, varios centenares de libros sobre diferentes aspectos de la historia de la comunicación”, faltaba en la biblioteca de referencia de las Facultades de Comunicación una obra que actualizase y recogiese de forma íntegra la historia mundial de la comunicación.
Ya había pasado demasiado tiempo desde la publicación de obras similares: Hacía 35 años que el profesor de Cambridge, Raymond Williams, reuniese a un equipo de trabajo multidisciplinar con el que terminó dando vida a una obra de dos volúmenes en los que se abordaban la historia de la comunicación desde la aparición del Lenguaje.
De la misma forma han pasado ya casi 20 años desde que David Crowley y Paul Heyer publicaran en 1997 otra obra bajo el título La Comunicación en la Historia: tecnología, cultura y sociedad.
20 años son demasiado si tenemos en cuenta que han sido en estas dos últimas décadas en las que la historia de la Comunicación podría ocupar varios volúmenes de texto dedicados a analizar lo que Internet ha supuesto como fenómeno comunicativo en particular y como parte de la historia de la Comunicación en general.
Perceval dedica los dos últimos capítulos de su obra a hablar de lo que denomina “la crisis” y la “etapa digital” de la comunicación. En el primero de estos capítulos nos describe con detalle los contextos políticos, sociales, culturales y económicos en los que tiene lugar la denominada “crisis del petróleo”, de 1975. Es en este escenario, bastante oscuro y nada halagüeño, es en el que desembarca lo que describe en el último capítulo del libro, bajo el nombre: “Etapa Digital” de la comunicación. Un último capítulo que, como todos los últimos capítulos de este tipo de obras, se presenta siempre como el más comprometido.
Es este capítulo el que merece el análisis más detallado de la obra. En él el autor comienza diciendo que los avances de la cibernética no son ni buenos ni malos, “ni un paraíso ni un infierno”. Nos recuerda que los tres grandes avances tecnológicos de esta nueva era de la comunicación; la red, las comunicaciones por satélite y la fibra óptica fueron diseñadas para fines completamente diferentes a los que en la actualidad se aplican y que sin duda dichos avances y las aplicaciones culturales, sociales, políticas y económicas que se les ha dado han contribuido a la creación de un nuevo paradigma de la Comunicación.
Un nuevo paradigma que está dando lugar a cambios sustanciales como es el hecho de convertir a todos los usuarios de la red en creadores y editores: “Por primera vez en la historia todo humano conectado podía emitir un mensaje que inmediatamente podía ser captado por cualquier habitante del planeta”, dice el autor.
Perceval también nos alerta en este último capítulo sobre algo que ya está sucediendo; la destrucción de la intimidad familiar, la proliferación de personas ausentes y la creación de dobles identidades (la virtual y la real).
Interesante también la mención a la “brecha” que el nuevo paradigma comunicacional abre entre los denominados por el autor: “ineptos” y “hábiles” ante el manejo de las nuevas tecnologías. La descripción que hace de cada uno de estas dos categorías recuerda a la que ya nos presentase Umberto Eco en 1964 en su obra Apocalípticos e integrados.
Para concluir, José María Perceval nos invita a reflexionar sobre los cambios más profundos que están teniendo lugar en este nuevo escenario comunicativo: nos habla de un nuevo concepto de Democracia, de un nuevo concepto de Solidaridad y de un nuevo concepto de Moral: una Democracia que tendrá que convivir paradójicamente con el exhaustivo control de nuestras vidas al que Internet nos está sometiendo. Una solidaridad que confunde derechos de autor con “la red es de todos”. Una moral que corre el riesgo de corromperse y convertirse en una moral fluctuante y confusa. Una moral que intente agradar a todos. Buenos y malos.
Sin duda esta es la frase con la que Perceval intenta resumir el significado de este nuevo paradigma de la comunicación que la “Etapa Digital” nos depara: “La digitalización no es solo un proceso técnico que afecta a las relaciones de producción, es un cambio en todo tipo de relaciones sociales”.
En cualquier caso hará falta más tiempo para llegar a una conclusión sólida sobre las consecuencias que la “etapa digital” está teniendo y seguirá tendiendo en las próximas décadas en todos los ámbitos de nuestra vida. De la misma forma hará falta más tiempo para que la comunidad científica de las Ciencias de la Comunicación determine si efectivamente estamos ante un verdadero “paradigma de la comunicación”.
Queremos concluir esta reseña diciendo que las consecuencias que sobre la humanidad tendrá la denominada “etapa digital” no afectarán solo a las relaciones sociales como dice el profesor Perceval. Las consecuencias afectarán a todos los ámbitos de nuestras vidas y ocurrirá como con todos los avances importantes que ha habido en el ámbito de la Comunicación: en principio todos son buenos, todos deberían contribuir a mejorar nuestra calidad de vida y, por qué no, todos deberían contribuir a la construcción de un mundo mejor. Será el hombre, a través de la gestión de nuestras miserias y de nuestras virtudes, los que determinemos el desarrollo que la historia de la comunicación tendrá en las próximas décadas.