Oportuno análisis sobre el papel de los mass media en la “construcción” de la Historia. Resultado del trabajo de los miembros del Proyecto de Innovación Docente: “Comprender la Historia Contemporánea” -adscrito a la Universidad de Valladolid- presenta desde un punto de vista científico, las aportaciones de un elenco de profesores ya consagrados como Guillermo A. Pérez Sánchez o José-Vidal Pelaz, con los de otros profesionales todavía menos veteranos, pero que ofrecen trabajos de incuestionable actualidad temática. En ellos pretenden utilizar los medios de comunicación, el cine y la moda, como fuentes para un mejor conocimiento del pasado, valorando -en palabras de Velasco y Reguero- “que estos elementos escriben la Historia, además de atestiguarla”.
Dividido en doce capítulos, precedidos por la presentación de las editoras (ambas investigadoras pre-doctorales), se percibe un intento de argumentación cronológica de la evolución de los mass media, con protagonismo principal para el cine en la configuración de la historia. Se aprecia en el capítulo conjunto de los profesores Pérez Sánchez, Hernández Toledano y Velasco donde se aborda la temática de la Gran Guerra y la Revolución Rusa, de incuestionable valor testimonial en las fechas de su centenario, a través del recorrido que presentan de la filmografía de un siglo: el origen de las recreaciones bélicas, el horror de las trincheras y las películas de aviación, sin dejar en el olvido los alegatos pacifistas que acompañaron al postconflicto (Armas al hombro, 1918; La Gran ilusión, 1937; Doctor Zhivago, 1965 o Y Johnny Cogió su fusil, 1971…), dejan en evidencia como la Gran Guerra continúa como episodio recurrente en la cinematografía.
Atención especial presta Esmeralda Hernández al cine como fuente histórica en la película neorrealista italiana de Roberto Rossellini, Alemania, Año cero (1948), por su valor paradigmático en el modo de representar la realidad en su contenido social. La Guerra Fría y el conflicto entre soviéticos y norteamericanos, encuentra su espacio en la contribución del profesor Pelaz, quien destaca el papel de las películas no solo como subgénero –“el espionaje”- sino como arma en el conflicto (Telón de acero, 1948) y donde pasado el tiempo, se convierte en fuente histórica para reconstruir ese pasado en el que fueron rodadas. En una aproximación local al territorio español, la película de 1965, El mundo sigue de Fernando Fernán Gómez (de la que aporta Ficha Técnica), sirve a la profesora Herrero para adentrarnos en los años sesenta de nuestro país desde los estereotipos del franquismo. En los capítulos 7 y 8, el cine cede el protagonismo a la mujer, la moda, la prensa –y una nueva articulación administrativa- como motores vehiculares del cambio social en una España en camino hacia la transición democrática. El capítulo 9 da pie a establecer una reflexión en torno a qué elementos de una película son más apropiados a la hora de emplear el cine como recurso para la enseñanza (discurso/estética) e Iris Pascual, propone para ello un análisis del documental de animación israelí Vals con Bashir (Ari Folman, 2008) argumentado en la campaña militar israelí de Líbano de 1982. El capítulo 10, se centra en el estudio de la prensa (Gara y El Correo) como agente de concienciación ciudadana en el cese definitivo del terrorismo etarra, para dedicar las dos últimas contribuciones del libro al cine estadounidense post 11-S (en el análisis de lo que Lucía Salvador considera “diez distopías”) y a la moda como fuente iconográfica capaz de vehicular cuestiones fundamentales para comprender la historia, tras un interesante recorrido por la teoría artística nacida de las vanguardias.
Si bien el libro puede carecer de elementos metodológicos que doten al trabajo de mayor uniformidad empírica en cuanto a presentación de resultados se refiere, lo cierto es que la amenidad de la propuesta, en temática y perspectiva, contribuyen a paliar las limitaciones conceptuales referidas. No obstante, se trata de una obra acorde con las nuevas propuestas que, desde hace una década, se están desarrollando en el campo de la comunicación y que vienen a reafirmar de nuevo, el nudo inquebrantable entre ciencias que transcurren paralelas en sus aspectos constructivos. Estamos por ello, ante una obra que sin mayores pretensiones académicas, pretende comprender la contemporaneidad de un mundo globalizado y de hacerlo, oportunamente, a través de los medios que construyen la realidad en la que vivimos. Una reflexión muy viva sobre el significado de los medios de comunicación de masas y, sobre todo, de sus efectos.