El sociólogo norteamericano Jeremy Rifkin, autor de numerosos éxitos como El fin del trabajo, La era del acceso, o La economía del hidrógeno ha logrado con su última obra convertirse en una de las figuras imprescindibles de cualquier debate mediático en torno a la Unión Europea. En estos momentos en los que los distintos miembros de la Unión tienen ante sí el reto de aprobar en Tratado por el que se instituye una Constitución para Europa, la tesis planteada por el profesor de la Universidad de Pensilvania no sólo revitaliza e impulsa la confianza en la viabilidad del proyecto europeo en medio del creciente escepticismo de los propios europeos, sino que augura que la fórmula del sueño americano, no sólo está en crisis sino que es inviable en la nueva era global.
Rifkin aporta a su obra la visión trasatlántica de Europa pero desde el profundo conocimiento de la misma, tras largas estancias en nuestro continente por razones de trabajo, por lo que el detallado análisis comparativo que realiza entre el sueño americano y el emergente sueño europeo son fruto de un conocimiento personal de ambas realidades.
Este libro de casi 500 páginas de apasionante lectura está estructurado en tres partes. En la primera de ellas, “Nuevas lecciones del viejo mundo”, explica cómo surge el sueño americano, sus principales señas de identidad y las razones de su debilitamiento mientras un “nuevo experimento” tiene lugar en Europa.
Aunque tiene dos siglos de existencia la expresión de “sueño americano” se popularizó en 1931 en la obra The epic of America del historiador James Truslow Adams. Como rasgos característicos de este sueño, basado en las dos fuerzas que impulsaron a Europa a la Edad Moderna, -la reforma protestante y la Ilustración-, Rifkin destaca la convicción de ser el “pueblo escogido” que les ha convertido en “el pueblo más patriótico del mundo”, y en unos “eternos optimistas”, más proclives a asumir riegos porque se sienten protegidos. La parte espiritual del sueño se combina con el utilitarismo y el juego de intereses individuales, convirtiendo a los estadounidenses en el “pueblo más pragmático” del mundo, que pone toda la carga de responsabilidad en el individuo cuyo éxito o fracaso en el contexto del mercado depende únicamente de su esfuerzo.
La segunda parte, “La construcción de la Edad Moderna”, analiza los cambios que se producen en las instituciones debidos a una nueva reorganización del tiempo y del espacio que dan lugar al paso de la época medieval a la Edad Moderna, a la sustitución de la Iglesia, la economía feudal y los reinos guerreros por la ciencia moderna, la economía de mercado y los Estados-nación.
La Edad Moderna supone la desacralización de la naturaleza y del tiempo. La eficiencia se convierte en la herramienta garante del éxito personal: “El más eficiente, el más productivo tendría posibilidades de ascender hasta lo más alto”. Este sería el origen del “vivir para trabajar” del sueño americano centrado en el progreso material personal, frente al “trabajar para vivir” del sueño europeo más interesado en la calidad de vida y preocupado por el bienestar de toda la sociedad. Rifkin afirma en este sentido: “Nosotros buscamos la felicidad en el hacer. Los europeos buscan la felicidad en el ser”.
En la Edad Moderna, la aparición de un régimen de propiedad privada “maduro y regulado” propició el nacimiento de la economía capitalista y del Estado-nación, que pasa de ser el defensor de la fe, a proteger las relaciones de la propiedad privada.
La tercera parte, la más extensa, que ocupa algo más de la mitad del libro analiza la transición hacia una nueva era posmoderna, en la que la reorganización del espacio y el tiempo están dando paso a nuevas instituciones que sustituyen a la economía de mercado y los Estados-nación: el comercio de red y nuevas formas de gobierno regional y global. “La llegada de la era global” explica las razones por las cuales el “sueño europeo” pese a sus debilidades y deficiencias es el que mejor representa los ideales de la nueva época, mientras que el sueño americano anclado en los principios de la Edad Moderna está perdiendo su sentido.
En la economía global de red la cooperación, los acuerdos, las ganancias compartidas son sus señas de identidad, al igual que las redes cooperativas de los Estados-nación lo son en el ámbito político. En este sentido para Rifkin “la Unión Europea es el ejemplo más avanzado del nuevo modelo de gobierno transnacional. La Unión Europea es en la actualidad la primera institución de gobierno realmente posmoderna”, en la que las organizaciones de la sociedad civil juegan también un reconocido papel en la política pública.
El capítulo 12 “El dilema de la inmigración” aborda uno de los retos más espinosos del sueño europeo, que abandera la diversidad y la inclusión pero que choca con el creciente sentimiento de invasión e intolerancia de los europeos hacia los inmigrantes según reflejan las encuestas. Sin embargo para Rifkin ante el preocupante envejecimiento de la población de Europa la única solución será “el incremento generalizado de la inmigración procedente de países no pertenecientes a la Unión Europea” hasta el punto de que “el éxito o el fracaso del emergente sueño europeo depende en gran medida del modo en que la actual generación de europeos aborde las cuestiones de la natalidad y la inmigración”.
Otro de los capítulos más interesantes es sin duda el número 14 titulado “Batallar por la paz”, en el que analiza los distintos modos que tienen Estados Unidos y la Unión Europea de concebir la política exterior, cuya diferencia principal radicaría en que la política europea “se fundamenta en la difusión de la paz, más que en la acumulación de poder”. Es justamente en la supervisión de la paz donde los europeos han demostrado su eficacia, mientras que se han mostrado ineficaces para intervenir y detener los conflictos, recurriendo a la criticada “mano dura” de Estados Unidos. Sin embargo, Rifkin es partidario y está convencido de que la defensa de Europa “irá quedando en manos de la Unión Europea”, si bien está claro que Europa tendrá que aumentar los fondos destinados a garantizar esta independencia militar.
El autor concluye abordando algunos ejemplos de exportación del modelo de la Unión Europea en distintas regiones del mundo, siendo la ASEAN (Asociación de Naciones del Sureste Asiático) uno de los proyectos más susceptibles de convertirse en una unión parecida a la europea, si bien para el autor, el proyecto europeo es el mejor situado “entre el individualismo extremo de Estados Unidos y el extremado colectivismo de Asia para encabezar la marcha hacia la nueva época”.
Rifkin anima a los europeos a adoptar lo mejor del sueño americano, su carácter optimista y luchador para hacer frente a las dificultades, y convertirse así en el nuevo ideal de la era global.
Considero que la obra de Rifkin por su profundidad, su claridad, su carácter ameno y sobre todo novedoso, la convierten en una de las mejores obras de toda la producción científica que últimamente prolifera sobre cuestiones de la Unión Europea.