Presentación
No descubrimos nada nuevo si destacamos cómo los avances tecnológicos han contribuido a que la comunicación pueda llegar hasta los lugares más remotos. Sin embargo, aun así no deja de sorprendernos cómo la universalidad de la cobertura
parece que desafía, en cierta medida, el tiempo y el espacio de un mundo conectado a través de la red y también, lo que se ha destacado menos, el importantísimo hecho de que esta era de la globalización permite un potencial enorme para servir al bien común. Por ello no me resisto a reproducir aquí el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de
las Comunicaciones Sociales 2014 en el que invita a explorar este potencial de la comunicación en un mundo siempre conectado y en red en el que “los medios de comunicación
pueden ayudar a que nos sintamos más cercanos los unos de los otros, a que percibamos un renovado sentido de unidad de la familia humana que nos impulse a la solidaridad y al compromiso serio por una vida más digna para todos. Comunicar bien nos ayuda a conocernos mejor entre nosotros, a estar más unidos. Los muros que nos dividen solamente se pueden superar si estamos dispuestos a escuchar y a aprender los unos de los otros. Necesitamos resolver las diferencias mediante formas de diálogo que nos permitan crecer en la comprensión y el respeto. La cultura del encuentro requiere que estemos dispuestos no sólo a dar, sino también a recibir de los otros. Los medios de comunicación pueden ayudarnos en esta tarea, especialmente hoy, cuando las redes de la comunicación humana han alcanzado niveles de desarrollo inauditos”. Sin duda, este proceso de globalización mediática, sumado a la posibilidad de participación de todos los sectores sociales, propicia un mundo en el que las redes informativas parecen ostentar un enorme poder ya sin los límites impuestos por las fronteras físicas y aduaneras. Es por ello que la llamada a la responsabilidad de los medios se convierte en una prioridad y en un desafío frente a la tentación por parte de las empresas, en este escenario mediático de poder e influencia, de reducir la información a un valor mercantil. Porque la inmediatez de la comunicación no necesariamente siempre se traduce en cooperación para la construcción de un mundo mejor, más justo y más solidario.
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