La aparición de un nuevo título en el ámbito de las Humanidades es siempre una muy buena noticia, pero lo es doblemente si se trata de un trabajo totalmente novedoso e inédito que aúna áreas de interés tan diferentes como la Historia de la Iglesia y la Historia de España. Éste es el caso del libro titulado ‘La religiosidad de El Bonillo en la Edad Moderna: cofradías, conventos y parroquias’, obra del investigador Lorenzo Fernández García, publicada por la editorial andaluza Círculo Rojo, donde el autor castellano-manchego vuelca toda su pasión por un tema y una tierra concreta, como se puede percibir en cada página de su obra.
El sólido libro de Lorenzo Fernández cuenta con varios aspectos de interés. Entre sus puntos fuertes destaca su valor como monografía capaz de reunir y actualizar investigaciones sueltas publicadas en prensa local y/o revistas especializadas a través tanto de artículos como de investigaciones no dadas a conocer al gran público. Por tanto, el primer gran mérito de este trabajo es el de haber sabido aunar diferentes fuentes y trabajos documentales previos y presentarlos ahora con coherencia ante el gran público.
Sin embargo, aunque el título y la delimitación geográfica del objeto de estudio, circunscrito al municipio de El Bonillo (Albacete), pueda parecer de interés solo para el ámbito de los estudios locales y regionales, su interés supera al que puedan tener sus habitantes y vecinos. Todos los españoles amantes de la historia rural, de las tradiciones, de la Antropología, disfrutarán con este trabajo. Aunque esté centrado en un caso concreto, la metodología que aplica Lorenzo Fernández es válida para cientos de investigadores que deseen hacer investigaciones y trabajos similares en sus lugares de origen, en España y en otros países europeos. Ahí radica otro de sus puntos fuertes, parte de lo local, para tratar temas universales, sensibles para todos, como la Fe, la Religiosidad de un pueblo, la Historia de una comunidad, las historias de los que no pasaron a la Historias, lo que Miguel de Unamuno llamó “la intrahistoria”. Lorenzo Fernández las recupera y hace Historia con esas historias, siempre científicamente gracias a sus trabajos de documentación y acceso único a fuentes primarias, algunas de ellas inéditas o no bien aprovechadas hasta el momento.
Lorenzo Fernández, nacido en El Bonillo en 1948, desnuda todas sus fuentes y referencias en las páginas 199 y siguientes. El Archivo Diocesano de Toledo, el Archivo Histórico Diocesano de Albacete, el Archivo Histórico Nacional de Madrid, el Provincial de Albacete o el Municipal de Albacete son algunos de los sitios donde el historiador ha pasado muchas horas consultando documentos. Lo mismo ha ocurrido con los archivos de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) o con el Instituto de Estudios Albacetenses ‘Don Juan Manuel’ de la Diputación Provincial de Albacete.
El Bonillo es una de las localidades más prósperas y conocidas de la región de Castilla-La Mancha. Es el centro de referencia en su comarca, no solo por su gran actividad comercial y de servicios, también por su historia. Este pueblo castellano-manchego fue creado entre los siglos XIV y XV, tras la reconquista de la zona de la Ciudad de Alcaraz, finalmente arrebatada a los árabes por los cristianos. Desde entonces, el poderío de El Bonillo no ha dejado crecer, hasta convertirse en el municipio de referencia de lo que es hoy el Campo de Montiel y la Sierra de Alcaraz. Así, El Bonillo consiguió su independencia como villa en el año 1538, llegando a ser una de las más ricas de la comarca y de la provincia, en base a la gran roturación de tierras realengas, sus grandes dehesas para la cría del ganado y sus riquezas madereras, de encinas, pinos y sabinas, compartidos en ocasiones con localidades cercanas como Munera, Lezuza, El Ballestero, o como es también el caso de Ossa de Montiel, ya en el límite con las Lagunas de Ruidera y la provincia de Ciudad Real.
Tal y como nos muestra la seria investigación de Lorenzo Fernández, la Iglesia no fue ajena a este gran desarrollo urbano y económico de la comarca. Así, de igual forma su parroquia, la Iglesia Parroquial de Santa Catalina de El Bonillo, se convirtió en una de las más ricas del Arzobispado de Toledo, al que pertenecía, por el importante volumen de sus diezmos, junto a los beneficios acumulados por la desaparición de pequeñas parroquias limítrofes. Esta gran riqueza hizo aumentar su población y con ello la necesidad de un espacio de culto mayor en la parroquia, siendo ampliada hacia finales del siglo XVI, dotándola además de una monumental torre, con su chapitel, una bonita ventana plateresca y una portada de puro estilo dórico, en la puerta de entrada principal al templo. Además, dio lugar a la creación de gran número de cofradías, capellanías otras organizaciones pías a su alrededor.
En esos años, según Lorenzo Fernández, entre su población, de unas 3.000 almas, la religiosidad fue muy intensa, proliferando la creación de gran número de cofradías, en número superior a la veintena. Hacia 1588 se instaló en la villa la Orden de Agustinos Descalzos, donde permaneció dos siglos, con gran empeño en su labor apostólica. A mediados del siglo XVII llegó a la villa un crucifico, procedente de Roma, que en la primavera de 1640 sudó durante 17 días y produjo otros varios milagros, por lo que se nombró Patrono de la villa. Para el fomento de su culto y la administración de sus bienes se creó la Cofradía del Santísimo Cristo de los Milagros, que ha permanecido hasta el día de hoy, es decir más de 375 años, cumpliendo fielmente los distintos capítulos de sus ordenanzas, aprobadas en Toledo en el año 1688.
Libros de bautizos, matrimonios y defunciones de la Iglesia Parroquial de Santa Catalina de El Bonillo de los siglos XVI al XVIII, junto con el estudio de varios testamentos, han ofrecido a Lorenzo Fernández García, quien es egresado en Humanidades por la Universidad de Castilla-La Mancha, datos que ningún otro historiador se había aventurado a buscar. Una buena muestra del patrimonio de la parroquia se puede resumir en un detalle: cuenta con el único cuadro de Doménikos Theotokópoulos, El Greco (1541-1614), existente en la provincia de Albacete. Se trata de la obra ‘Cristo abrazado a la Cruz’ (1590/96).
El Bonillo
No existió en El Bonillo tradición nobiliaria ni aristocrática más allá de la hidalguía, pero un grupo de hacendados agricultores aumentaron sus fortunas con la captación de tierras roturadas procedentes de los bienes realengos, en base a las importantes ventas que realizaron la dinastía de los Austrias, y del aprovechamiento de los bienes comunales, con la ocupación de sus puestos de influencia en los oficios del Concejo de la villa. Un reducido y poderoso grupo de hidalgos, junto a las élites eclesiásticas dominaron la vida social, política, cultural y religiosa, durante la Edad Moderna, dándole a este municipio castellano-manchego las raíces de una prosperidad que hoy aumenta y acrecienta. Gracias a trabajos como esta investigación de Lorenzo Fernández García, ligado al Seminario de Historia Social de la Población de la Universidad de Castilla-La Mancha, es posible mantener la auténtica memoria histórica, a la vez que salir de la rutina que centra su lupa sobre temas repetidos y grandilocuentes ya suficientemente investigados hasta la saciedad. Este tipo de estudios además, ayudan a la vertebración de España e incluso a despertar el interés por otros lugares, a veces menos conocidos, pero no por ellos menos interesantes. Se trata sin duda de un trabajo de interés para todos los apasionados de la Historia de la Iglesia y de la Historia de España, como es el caso de su autor, del que esperamos seguir recibiendo nuevas publicaciones fruto de su investigación y pasión por el estudio de su tierra.